viernes, 5 de octubre de 2007

energía


de la serie retratos de familia


sábado, 15 de septiembre de 2007

retratos de familia


miércoles, 29 de agosto de 2007

a propósito de "fotografías" de maría laura bracco por Marcela Zanin

En las fotografías de María Laura Bracco todo comienza por los pies, con unos pies iluminados, con los propios pies de María Laura iluminados, después con esos mismos pies en el pasto, más tarde con una parte de la cabeza (la frente tapada por el flequillo, y los ojos apenas asomados), y luego con la boca, la boca entre pilas de sábanas, la boca entre la vajilla vieja de la abuela, la boca. Y el cielo, mucho cielo. Y flores, muchas flores, rosas.
Del pasto al cielo, de los pies a la cabeza: apenas vi las fotografías me quedé en los pies; fue inevitable no quedarme en los pies; y en los pies seguí pensando, en los pies de María Laura, en los pies mostrados por María Laura. En el erotismo de las fotos mostradas por María Laura. ¿En el erotismo de esas fotos? ¿En el poco recato de mostrar sus pies, sus pies iluminados?
Los pies desnudos iluminados, los pies enmarcados por el pasto; y la mirada vuelta sobre esos pies. Las fotografías muestran una conexión directa entre la mirada y la desnudez de los pies; una conexión exhibida respecto al propio cuerpo, despojada de tabúes, de restricciones, plena de erotismo. No olvidemos que en otros siglos se prohibía a la mujer mostrar desnudas esas partes del cuerpo que tanto ofendían el pudor (todavía hoy las chinas tienen que esconder los pies aun ante sus maridos, y las turcas deben dormir con medias). El recato femenino debía alcanzar por igual lo alto y lo bajo de su persona, los ojos y los pies. El recato obligaba a cubrir, a diferir el contacto de la mujer consigo misma, ya que contemplar el propio cuerpo era pecado.
Los pies desnudos en estas fotos se enlazan de inmediato con el cielo, con el cielo abierto y celeste; constituyen una perfecta columna para alzar el cuerpo, para sostener la cabeza, pero sobre todo a los ojos detrás de la cámara. Aquí no hay pecados, el propio cuerpo es mostrado, separado y ubicado en el ámbito de la intimidad. El cuerpo que aparece, esplendoroso de luz y de colores, es pies, frente (con un atisbo de ojos) y boca.
Tal vez pueda decirse que María Laura reconstruye su mundo, su hábitat, en torno a sus pies, a la parte superior de su cabeza y a su boca; que lo vuelve armar en torno a esos fragmentos cargados de erotismo; o mejor, que su cotidianeidad aparece reconstruida sin disfraces, sin partes embozadas, porque su cuerpo está ahí, erguido y erecto sobre el pasto, con los pies iluminados para hacerse de su entorno –el presente y el pasado-, simplemente, con flores y moños de regalos.

domingo, 12 de agosto de 2007

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miércoles, 1 de agosto de 2007

palabra(s)


lunes, 16 de julio de 2007

amoramor....


mari










sábado, 7 de julio de 2007

massolin di fiore


martes, 3 de julio de 2007

martes, 19 de junio de 2007

foto de bienvenida